Desde el 2015, cada año, el primer día del Tiempo de la Creación, el 1 de septiembre, es la Jornada Mundial de la Oración por la Creación. El Papa Francisco ofreció un mensaje ( ver aquí ) para esta VI Jornada con el cual nos ayuda a pensar con detenemiento el lema de este año: el jubileo de la Tierra.
El Papa precisó que se alegra de que “el tema elegido por la familia ecuménica para la celebración del Tiempo de la Creación 2020 sea ‘Jubileo de la Tierra’, precisamente en el año en el que se cumple el cincuentenario del Día de la Tierra.”
Señaló además que “en la Sagrada Escritura, el Jubileo es un tiempo sagrado para recordar, regresar, descansar, reparar y alegrarse“.
Un tiempo para recordar, porque “el Jubileo es también un tiempo de gracia para hacer memoria de la vocación original de la creación con vistas a ser y prosperar como comunidad de amor.”
Un tiempo para regresar, porque “el jubileo es un tiempo para volver a Dios, nuestro creador amoroso“, para “volver a escuchar la tierra, que las Escrituras indican como ‘adamah’, el lugar del que fue formado el hombre, Adán”. Porque escuchando “el latido del corazón de todo lo creado”, nos hacemos consicente de que “la tierra de la que fuimos extraídos es, por tanto, un lugar de oración y meditación”.
Un tiempo para descansar, porque “hoy necesitamos encontrar estilos de vida equitativos y sostenibles, que restituyan a la Tierra el descanso que se merece, medios de subsistencia suficientes para todos, sin destruir los ecosistemas que nos mantienen”.
Asimismo, “la pandemia actual nos ha llevado de alguna manera a redescubrir estilos de vida más sencillos y sostenibles. La crisis, en cierto sentido, nos ha brindado la oportunidad de desarrollar nuevas formas de vida. Se pudo comprobar cómo la Tierra es capaz de recuperarse si la dejamos descansar: el aire se ha vuelto más limpio, las aguas más transparentes, las especies animales han regresado a muchos lugares de donde habían desaparecido.”
Un tiempo para reparar, que nos invita a “restablecer relaciones sociales equitativas, restituyendo la libertad y la propiedad a cada uno y perdonando las deudas de los demás“. Ello se concreatiza hoy por hoy en “cancelar la deuda de los países más frágiles ante los graves impactos de la crisis” de la pandemia, o en “restaurar el equilibrio climático“, “puesto que estamos en medio de una emergencia. Se nos acaba el tiempo, como nos lo recuerdan nuestros niños y jóvenes“, dice el Papa.
También se hace realidad al “restaurar la biodiversidad” que es “igualmente crucial en el contexto de una desaparición de especies y una degradación de los ecosistemas sin precedentes“, o al “reparar según justicia, asegurando que quienes han habitado una tierra durante generaciones puedan recuperar plenamente su uso“, como es el caso de las comunidades indígenas.
Finalmente, es un tiempo para alegrarse, porque “somos testigos de cómo el Espíritu Santo está inspirando a personas y comunidades de todo el mundo a unirse para reconstruir nuestra casa común y defender a los más vulnerables“; porque “el Año especial en el aniversario de la Encíclica Laudato si’ – que comenzó el 24 de mayo del 2020 – está inspirando numerosas iniciativas, a nivel local y mundial, para el cuidado de la casa común y los pobres”; y porque “las comunidades de creyentes se están uniendo para crear un mundo más justo, pacífico y sostenible“, y “el Tiempo de la Creación se está convirtiendo en una iniciativa verdaderamente ecuménica“.
«Envía, Señor, tu Espíritu y renueva la faz de la tierra» (cf. Sal 104,30)