Este año, debido a la restricción de la pandemia, la Quinta Asamblea de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEA-5) fue una reunión virtual con sede en Nairobi. Se conoció como UNEA-5.1, debido a la decisión de completar el trabajo de esta asamblea el próximo año (con diálogos presenciales) en lo que se llamará UNEA-5.2 y donde se espera que se aborden agresivamente las acciones específicas necesarias.
En cuanto al tema de la crisis medioambiental, la UNEA consideró algo más que el clima. La reunión abordó los múltiples límites planetarios que nos urgen a cambiar drásticamente:
La propia UNEA parecía presentar un mensaje bastante optimista de que el cambio estaba llegando, al tiempo que reconocía la gravedad de las múltiples crisis medioambientales del planeta. En palabras del presidente de la UNEA-5, “el sistema de las Naciones Unidas en su conjunto se basa en la esperanza y la solidaridad”, las cuales deben motivar nuestras acciones. La estrategia principal del PNUMA para avanzar es fortalecer las dimensiones ambientales de la Agenda 2030 para lograr los ODS.
La Asamblea también observó que los avances en materia de desarrollo conseguidos en los últimos años se ven ahora amenazados por la crisis del COVID-19. También se señaló que el trato que damos a la naturaleza está relacionado con la salud humana. Ciertamente, la contaminación tiene un impacto negativo en la salud, pero los virus como el COVID-19 (que saltan de los animales a los humanos) también están relacionados con lo que hemos hecho al mundo natural. El tiempo ya no está de nuestra parte.
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) comenzó en 1972, como una creación de la primera conferencia mundial sobre el medio ambiente en Estocolmo. Este año -que se acerca al 50º aniversario- será el momento de reflexionar sobre los éxitos y los retos del PNUMA, así como el año en el que deberíamos empezar a hacer las paces con la naturaleza. En este camino, los jóvenes del mundo han surgido como una fuerza importante que aboga por los cambios/políticas medioambientales que necesitamos.
Este otoño, tendremos la COP-26 en Glasgow y luego, en febrero próximo, la UNEA-5.2. Hace unos meses, celebramos la reunión de Fe por la Naturaleza para promover la acción medioambiental de todas las religiones del mundo. Es evidente que nos encontramos en un momento crucial. El medio ambiente está al borde del abismo, pero al mismo tiempo la comunidad mundial parece estar reuniendo sus fuerzas para combatir las múltiples crisis. Ciertamente, el momento es preocupante. ¿Se actuará demasiado poco y demasiado tarde, o será suficiente y justo a tiempo?